miércoles, 16 de marzo de 2011

YO TE AMO A MI MANERA

Sepa que es peligroso que nos paseemos juntos, he experimentado muchas veces deseos de pegarle, de desfigurarla, de estrangularla. ¿Se cree usted que no me atrevería? Usted me hace perder la razón. ¿Temeré el escándalo? ¿Su mismo enfado? ¡Qué me importa! Yo la amo sin esperanzas y sé que luego la amaría mucho más. Si yo la mato deberé también matarme. Pues bien, me mataré lo más tarde posible a fin de sentir sin usted ese dolor intolerable. ¿Quiere saber una cosa increíble? Yo la amo cada día más, lo que es casi imposible. ¿Y después de esto quiere usted que no sea fatalista? Recuerde usted lo que le murmuré anteayer, en Schlangenberg, cuando usted me retó: “Diga una palabra y me precipito”. Si usted hubiese dicho esa palabra, me hubiera lanzado al abismo. ¿Puede usted dudar?

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