jueves, 28 de junio de 2012

TIENES QUE SER VIDA PARA MÍ HASTA EL FINAL


«Tienes que ser vida para mí hasta el final», según escribe. «Ésa es la única forma como puedes sostener mi idea de ti. Porque, como puedes ver, has quedado ligado a mí con algo tan vital, que no creo que pueda nunca desembarazarme de ti. Ni tampoco lo deseo. Quiero que vivas cada día más vitalmente, puesto que yo estoy muerto. Por eso es por lo que, cuando hablo de ti con otros, me siento un poco avergonzado. Es difícil hablar de uno mismo tan íntimamente».

[…]

¡Qué delicia debe de ser, para la sádica, encontrar a su propio masoquista! Morderse a sí misma, por decirlo así, para probar el filo de sus dientes. En aquella época, cuando la conocí, estaba saturada de Strindberg. Ese salvaje carnaval de gusanos en que se recreaba, ese eterno duelo de los sexos, esa ferocidad de araña que le había granjeado el aprecio de los obtusos patanes del norte, fue lo que nos unió. Nos juntamos en una danza de la muerte y tan rápido me vi absorbido en el torbellino, que, cuando volví a salir a la superficie, no pude reconocer el mundo. Cuando me vi libre, la música había cesado; el carnaval había concluido y a mí no me quedaba ni pizca de carne sobre los huesos…

[…]

Hacía sólo unos días que se había aferrado a mí desesperada y después algo ocurrió, algo que ni siquiera está claro para mí ahora, y por su propia voluntad subió al tren y me volvió a mirar con esa sonrisa triste y enigmática que me desconcierta, que es injusta, forzada, de la que desconfío con toda mi alma. Y ahora soy yo, parado a la sombre del viaducto, quien tiende los brazos hacia ella, quien me agarro a ella desesperado, y en mis labios aparece esa misma sonrisa inexplicable, esa máscara que he colocado sobre mi pena. Puedo quedarme aquí parado y sonreír inexpresivo y, que sea mi anhelo, hay un océano entre nosotros; ella seguirá allí en la miseria y yo caminaré aquí de una calle a otra, con lágrimas ardientes quemándome el rostro.

[…]

Donde quiera que haya paredes, hay carteles con cangrejos brillantes malignos que anuncian la proximidad del cáncer. Vayas a donde vayas, toques lo que toques, hay cáncer y sífilis. Está escrito en el cielo; flamea y danza, como un mal augurio. Nos ha corroído el alma y no somos sino un cuerpo muerto como la Luna.

lunes, 25 de junio de 2012

LO ÚNICO QUE PIDO A LA VIDA


«Lo único que pido a la vida», dice, «son unos cuantos libros, unos cuantos sueños, unas cuantas jais». Mientras masculla esas palabras, meditabundo, me miró con la sonrisa más dulce e insidiosa. «¿Te gusta esta sonrisa?», dice, y añade hastiado: «¡Joder! ¡Si por lo menos pudiera encontrar una tía rica para sonreírle así!».

«Sólo una tía rica puede salvarme ahora», dice, con aspecto de fastidio absoluto. «Acaba uno cansándose de perseguir a jais nuevas sin cesar. Llega a ser algo maquinal. Lo malo es que no puedo enamorarme, ¿sabes? Soy demasiado egoísta. Las mujeres sólo me ayudan a soñar y nada más. Es un vicio, como la bebida o el opio. Tengo que tirarme a una nueva cada día; si no, me pongo enfermo. Pienso demasiado. A veces me sorprende lo rápido que lo consigo… y lo poco que significa. Lo hago automáticamente. A veces no estoy pensando en una mujer en lo más mínimo, pero de repente noto que una mujer me está mirando y entonces, ¡zas!, vuelta a empezar. Antes de darme cuenta de lo que estoy haciendo, ya la tengo aquí arriba, en la habitación. Ni siquiera recuerdo lo que les digo. Las subo aquí, les doy un azotito en el culo y, antes de saber de qué se trata, se ha acabado. Es como un sueño… ¿Entiendes lo que quiero decir?»

[…]

«Quiero que me saque de mí mismo. Pero para eso tiene que ser mejor que yo; tiene que tener inteligencia y no sólo un coño. Tiene que hacerme creer que la necesito, que no puedo vivir sin ella. Encuéntrame una chati así, anda».

[…]

En su eje bamboleante la rueda gira cuesta abajo sin cesar; no hay frenos ni rodamientos ni neumáticos. La rueda se desintegra, pero la revolución sigue intacta…

martes, 19 de junio de 2012

EL SUEÑO ES LA TÓNICA GENERAL


Todo lo que era literatura se ha desprendido de mí. Ya no hay más libros por escribir, gracias a Dios. Entonces, ¿esto? Esto no es un libro. Es un libelo, una calumnia, una difamación. No es un libro, en el sentido ordinario de la palabra. No, es un insulto prolongado, un escupitajo a la cara del arte, una patada en el culo a Dios, al hombre, al destino, al tiempo, al amor, a la belleza… a lo que os parezca. Voy a cantar para vosotros, desentonando un poco tal vez, pero voy a cantar. Cantaré mientras la diñáis, bailaré sobre vuestro inmundo cadáver…

[…]

Aún antes de que empiece la música, la gente tiene cara de aburrimiento. Una fina tortura autoimpuesta, el concierto. Por un momento, cuando el director da unos golpecitos con la batuta, se produce un tenso espasmo de concentración seguido casi al instante por un repentino aletargamiento general, como un reposo tranquilo y vegetal inducido por el constante e ininterrumpido chispear de la orquesta. Yo, cosa curiosa, tengo la mente alerta, como si tuviera mil espejos dentro del cráneo. ¡Tengo los nervios tensos, vibrantes! Las notas son como bolas de cristal bailando sobre un millón de surtidores de agua. Nunca había asistido a un concierto con el estómago tan vacío. Nada se me escapa, ni siquiera la caída del más pequeño alfiler. Es como si no llevara ropa, cada poro de mi cuerpo fuese una ventana, todas las ventanas estuvieran abiertas y la luz me inundase las entrañas. Siento arquearse la luz bajo la bóveda de mis costillas, y mis costillas cuelgan ahí, sobre una nave vacía que tiembla con reverberaciones. No tengo la menor idea de la duración; he perdido la noción de tiempo y espacio. Después de lo que parece una eternidad, sigue un intervalo de semiinconsciencia equilibrada por una calma tal, que siento un gran lago en mi interior, un lago de resplandor iridiscente, fresco como gelatina, y sobre ese lago, alzándose en grandes y raudas espirales, surgen bandadas de aves de paso con patas largas y delgadas y plumaje brillante. Bandada tras bandada, se elevan de la superficie fresca y tranquila del lago y, pasando bajo mis clavículas, se pierden en el blanco mar del espacio. Y luego despacio, muy despacio, como si una vieja con toca blanca recorriera mi cuerpo, se cierran las ventanas y mis órganos vuelven a ocupar su sitio. De repente, se encienden las luces y el hombre del palco blanco al que había tomado por un oficial turco resulta ser una mujer con una maceta de flores en la cabeza.

[…]

El sueño es la tónica general. Ya nadie escucha. Es imposible pensar y escuchar. Imposible soñar ni siquiera cuando la propia música es un mero sueño.

jueves, 14 de junio de 2012

LA LITERATURA NOS HACE HUMANOS


No quiero exagerar: leer cuentos y novelas no nos hace por fuerza mejores personas, pero estoy convencido de que quien no lee cuentos y novelas –y quien no persigue las distintas variedades de la ficción- tiene menos posibilidades de comprender el mundo, de comprender a los demás y de comprenderse a sí mismo. Leer ficciones complejas, habitadas por personajes profundos y contradictorios, como tú y como yo, como cada uno de nosotros, impregnadas de emoción y desconcierto, imprevisibles y desafiantes, se convierte en una de las mejores formas de aprender a ser humano. […] La literatura no sirve para entretenernos ni para embelesarnos. La literatura nos hace humanos.

lunes, 11 de junio de 2012

NEGRO SAGRADO; FRASES


En ocasiones se dice que los científicos no son románticos en absoluto, que su pasión por los descubrimientos despoja al mundo de una parte de su belleza y misterio. Pero ¿acaso no es estimulante comprender cómo funciona el mundo realmente, saber que la luz se compone de colores, que el aire transparente refleja la luz, que haciendo eso discrimina entre las onda y que el cielo es azul por la misma razón que el crepúsculo es rojo? No le hace ningún daño al romanticismo de una puesta de Sol saber algunas cosas sobre la misma.

___________________________________________________________________


-‘Ciencia’ es sólo una palabra latina que significa ‘conocimiento’, y me cuesta trabajo creer que alguien se oponga al conocimiento. (Carl Sagan)

-La ausencia de pruebas, no es prueba de ausencia. (Carl Sagan)

-Pero lo más importante de todo, creo, es que a cada uno de nosotros esté equipado con un ‘equipo de detección de tonterías’. (Carl Sagan)

-Para todo ser humano, pensar que en todo el mundo no hay nada superior a él, supondría un acto de insana arrogancia. (Carl Sagan)

-Somos geocentristas retrógrados, ocultos bajo un barniz copernicano. 
(Carl Sagan)

-Lo que un hombre desea, también lo imagina como cierto. (Demóstenes)

-El cielo profundo es, de entre todas las impresiones visuales, la que más se asemeja a un sentimiento. (Samuel Taylor Coleridge)

-El cosmos es un imán… Una vez has estado allí, sólo puedes pensar en la manera de volver a él. (Yuri Romanenko)

jueves, 7 de junio de 2012

¿HAY ALGUIEN INTELIGENTE EN LA TIERRA?; EL PRIMER PLANETA NUEVO


Hay lugares, dentro y fuera de nuestras grandes ciudades, donde el mundo natural casi ha desaparecido. En ellos puede uno encontrar calles, callejuelas, coches, aparcamientos, vallas anunciadoras, monumentos de cristal y acero, pero ni un solo árbol, brizna de hierba o animal, aparte, claro está, de los seres humanos. Hay multitud de seres humanos. Solamente cuando uno mira hacia arriba, a través de las gargantas de rascacielos, puede vislumbrar una estrella o un pedacito de azul, vestigios de lo que había mucho antes de que la humanidad iniciara su andadura. Pero las deslumbrantes luces de las grandes ciudades hacen palidecer a las estrellas, y a veces casi desaparece el pedacito azul, teñido de marrón por la tecnología industrial.

No es difícil, trabajando cada día en un lugar así, que quedemos impresionados de nosotros mismos. ¡Cómo hemos transformado la Tierra para nuestro beneficio y conveniencia! Sin embargo, unos cuantos cientos de kilómetros hacia arriba o hacia abajo no hay humanos. Aparte de una fina capa de vida en la misma superficie de la Tierra, alguna intrépida astronave ocasional y un cierto número de interferencias de radio, nuestro impacto en el universo es cero. Nada sabe de nosotros.

___________________________________________________________________

 
Estoy tumbado en un prado y el cielo me rodea. Me siento subyugado por sus proporciones. Es tan vasto y está tan lejos que hace palpable mi insignificancia. Pero no me siento rechazado por él. Yo soy una parte del cielo, minúscula, claro está, pero todo es minúsculo comparado con esa abrumadora inmensidad. Y cuando me concentro en las estrellas, los planetas y sus movimientos me asalta una irrefrenable sensación de organización, de mecanismos de relojería, de elegante precisión funcionando a una escala que, con independencia de lo alto a que apunten nuestras aspiraciones, nos hace pequeños y humildes.