lunes, 27 de junio de 2011

PRESENTACIÓN


Los poetas, cuando escriben novelas, acostumbran a actuar como si fueran dios y pudieran dominar totalmente cualquier historia humana, comprendiéndola y exponiéndola como si dios se la contase a sí mismo, sin velos, esencial en todo momento. Yo no soy capaz de hacerlo, como tampoco los poetas lo son. Sin embargo, mi historia me importa más que a cualquier poeta la suya, pies es la mía propia, y además es la historia de un hombre: no la de un ser inventado, posible, ideal o no existente, sino la de un hombre real, único y vivo.

[…]

Pocos saben hoy qué es el hombre. Muchos lo presienten y por ello mueren más tranquilos, como yo moriré cuando haya terminado de escribir esta historia.

No puedo adjudicarme el título de sabio. He sido un hombre que busca, y aún lo sigo siendo; pero ya no busco en las estrellas y en los libros, sino que comienzo a escuchar las enseñanzas que me comunica mi sangre. Mi historia no es agradable, no es dulce y armoniosa como las historias inventadas. Tiene un sabor a disparate y a confusión, a locura y a sueño, como la vida de todos los hombres que ya no quieren seguir engañándose a sí mismos.

jueves, 23 de junio de 2011

LA CARGA DEL ESCEPTICISMO


El escepticismo es peligroso. Ésa es precisamente su función, en mi opinión. Es menester del escepticismo el ser peligroso. Y es por eso que hay una gran renuencia a enseñarlo en las escuelas. Es por eso que no encontramos un dominio general del escepticismo en los medios. Por otra parte, ¿cómo evitaremos un peligroso futuro si no poseemos las herramientas intelectuales elementales para hacer preguntas agudas a aquéllos que están nominalmente al cargo, especialmente en una democracia?

[…]

Me parece que lo que se necesita es un equilibrio exquisito entre dos necesidades conflictivas: el mayor escrutinio escéptico de todas las hipótesis que se nos presentan, y al mismo tiempo una actitud muy abierta a las nuevas ideas. Obviamente, estas dos maneras de pensar están en cierta tensión. Pero si sólo puedes ejercitar una de ellas, sea cual sea, tienes un grave problema.

Si sólo eres escéptico, entonces no te llegan nuevas ideas. Nunca aprendes nada nuevo. Te conviertes en un viejo cascarrabias convencido de que la estupidez gobierna el mundo. (Existen, por supuesto, muchos datos que te apoyan.) Pero de vez en cuando, quizá uno entre cien casos, una nueva idea resulta estar en lo cierto, ser válida y maravillosa. Si tienes demasiado arraigado el hábito de ser escéptico en todo, vas a pasarla por alto o tomarla a mal, y en ningún caso estarás en la vía del entendimiento y del progreso.

Por otra parte, si eres receptivo hasta el punto de la mera credulidad y no tienes una pizca de sentido del escepticismo, entonces no puedes distinguir las ideas útiles de las inútiles. Si todas las ideas tienen igual validez, estás perdido, porque entonces, me parece, ninguna idea tiene validez alguna.

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Prejuicio es hacer un juicio antes de considerar los hechos. Postjuicio es hacer un juicio después de considerarlos. El prejuicio es terrible, en el sentido de que se cometen injusticias y graves errores. El postjuicio no es terrible. Por supuesto, no puedes ser perfecto; también puedes cometer errores. Pero es permisible hacer un juicio después de haber examinado la evidencia. En algunos círculos incluso se fomenta. Creo que parte de lo que impulsa a la ciencia es la sed de maravilla. Es una emoción muy poderosa.

[…]

Si la ciencia se explicase a la gente de a pie de una manera accesible y excitante, no habría sitio para la pseudociencia. Pero existe una especie de Ley de Gresham por la que, en la cultura popular, la mala ciencia expulsa a la buena. Y por esto pienso que tenemos que culpar, primero, la comunidad científica por no hacer un mejor trabajo popularizando la ciencia, y segundo, a los medios, que a este respecto son casi por completo inútiles. Todo periódico americano tiene una columna diaria de astrología. ¿Cuántos tienen siquiera una columna semanal de astronomía? Y también pienso que es culpa del sistema educativo. No enseñamos a pensar. Esto es un error muy serio que podría incluso, en un mundo infestado con 60.000 armas nucleares, comprometer el futuro de la humanidad. Sostengo que hay mucha más maravilla en la ciencia que en la pseudociencia. Y además, en la medida que esto tenga algún significado, la ciencia tiene como virtud adicional (y no es una despreciable) su veracidad.

lunes, 20 de junio de 2011

LA TERCERA Y CUARTA EXPEDICIÓN

ABRIL DE 2000 – La tercera expedición

Oh, dame una noche de junio, la luz de la Luna y tú…


JUNIO DE 2001 – Aunque siga brillando la Luna

Así que nunca más pasearemos
tan tarde de noche,
aunque el corazón siga enamorado,
y aunque siga brillando la Luna.

Pues la espada gasta la vaina.
y el alma gasta el pecho,
y el corazón tiene que pararse a tomar aliento,
y el amor mismo ha de descansar.

Aunque la noche fue hecha para amar,
y el día vuelve demasiado pronto,
nunca más pasearemos
a la luz de la Luna.

[…]

También en Marte el hombre había llegado a ser demasiado humano, y no bastante animal. Los hombres de Marte comprendieron que si querían sobrevivir tenían que dejar de preguntarse de una vez por todas: ¿Para qué vivir? La respuesta era la vida misma. La vida era la propagación de más vida, y vivir la mejor vida posible. Los marcianos comprendieron que se preguntaban ¿Para qué vivir? en la culminación de algún periodo de guerra y desesperanza, cuando no había respuestas. Pero cuando la civilización se tranquiliza y calla, y la guerra termina, la pregunta se convierte en insensata de un modo nuevo. La vida es buena entonces, y las discusiones son inútiles.

jueves, 16 de junio de 2011

AGOSTO DE 1999 - Noches de verano


Los músicos tocaron y la mujer cantó, y esta vez el público suspiró y se inclinó hacia adelante en los asientos; unos pocos se pusieron de pie, sorprendidos, y una ráfaga helada atravesó el anfiteatro. La mujer cantaba una canción terrible y extraña. Trataba de impedir que las palabras le brotaran de la boca pero éstas eran las palabras:

Avanza envuelta en belleza, como la noche
de regiones sin nubes y cielos estrellados;
y todo lo mejor de lo oscuro y lo brillante
se une en su rostro y en sus ojos…

La cantante se tapó la boca con las manos, y así permaneció unos instantes, inmóvil, perpleja. La mujer se echó a llorar y huyó del escenario. El público abandonó el anfiteatro. Y en todos los trastornados pueblos marcianos ocurrió algo semejante.

En las avenidas sombrías, bajo las antorchas, los niños cantaban:

… y cuando ella llegó, el aparador estaba vacío,
y su pobre perro no tuvo nada.

domingo, 12 de junio de 2011

FEBRERO DE 1999 - Ylla


Ella se quedó mirando en silencio las grandes extensiones pálidas del fondo del mar, como si recordara algo, con los ojos amarrillos dulces y húmedos.

                -Brinda por mí sólo con tus ojos y yo te prometeré con los míos –cantó lentamente y en voz baja-. O deja un beso en la copa y no pediré vino.

Cerró los ojos y susurró moviendo muy levemente las manos. Concluyó la canción; era muy hermosa.

miércoles, 8 de junio de 2011

TABLILLA X (COL. V, VERSOS 36-47; Y TODA LA COL. VI)


¿Por qué, Gilgamesh, te has dejado invadir por la ansiedad …?
Has perdido el sueño, ¿qué has sacado?
En tus insomnios te has agotado.
Tus carnes están llenas de ansiedad.
Haces que tus días se acerquen a su fin.
La humanidad lleva por nombre, como caña de cañaveral se quiebra.
Se quiebra aun el joven lleno de salud, aun la joven llena de salud.
No hay quien haya visto a la muerte.
A la muerte nadie le ha visto la cara.
A la muerte nadie le ha oído la voz.
Pero, cruel, quiebra la muerte a los hombres.
¿Por cuánto tiempo construimos una casa?
¿Por cuánto tiempo sellamos los contratos?
¿Por cuánto tiempo los hermanos comparten lo heredado?
¿Por cuánto tiempo dura el odio en la Tierra?
¿Por cuánto tiempo sube el río y corre su crecida?
Las efímeras que van a la deriva sobre el río,
apenas sus caras ven la cara del Sol,
cuando, pronto, no queda ya ninguna.
¿No son acaso semejantes el que duerme y el muerto?
¿No dibujan acaso la imagen de la muerte?
En verdad, el primer hombre era ya su prisionero…
Los Annunaki, los grandes dioses, reunidos en consejo… determinaron la muerte y la vida.
Pero de la muerte no se ha de conocer el día.