Rimat-Ninsún la prudente, la que todo lo sabe, habló así a Gilgamesh:
“Las estrellas del cielo son tus guardias.
Algo como un trozo de cielo caía sobre ti.
Querías alcanzarlo, era más fuerte que tú.
Querías moverlo, no podías levantarlo.
Lo echabas a mis pies
y yo lo trataba como a ti mismo.
Como a una esposa lo acariciabas.
Vendrá para ti un poderoso compañero, protector del amigo,
cuyo poder será grande en el país.
Como un trozo de cielo será grande su vigor.
Como a una esposa lo acariciarás…
pues él, de ninguna manera te abandonará.
¡El presagio es Fausto, tu sueño es favorable!”
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