Ella se quedó mirando en silencio las grandes extensiones pálidas del fondo del mar, como si recordara algo, con los ojos amarrillos dulces y húmedos.
-Brinda por mí sólo con tus ojos y yo te prometeré con los míos –cantó lentamente y en voz baja-. O deja un beso en la copa y no pediré vino.
Cerró los ojos y susurró moviendo muy levemente las manos. Concluyó la canción; era muy hermosa.
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