La deformidad, la suciedad, el horror, la putrescencia
y el asco, a diferencia de la Belleza, son eternos y se mantienen inamovibles
en su esencia más abstracta; una gran mancha que devora todo su entorno y lo
homogeniza en un solo concepto simple y tajante: lo feo. Así, la belleza –a
diferencia de la Fealdad- es efímera y dura apenas lo suficiente como para que
de inmediato la echemos de menos. La muerte y la extinción le muerden los
talones a la Belleza apenas se asoma esta a la realidad, dejándonos ipso
facto en la orfandad y el abandono. Así,
pues, en el mundo de lo feo, estamos condenados a vivir una nostalgia estéril,
perpetua, esperando a que la Belleza nos arrope con sus brazos embriagadores.
¡Despertad, pobres criaturas ingenuas! La Belleza es solo una maldición, un
veneno que corrompe el alma de los desesperados.
Le
Fils d’Incarnation,
Espejismos.
[...]
-...con puras chafas pistas de baile para despertar el camaroncito restregándolo contra algún alga marina de fichera gacha...
-Y pues ni fredo, dijo Alpedo.
-...vengarme de ellas (porque yo sólo soy feliz cuando me vengo...)
-Tu ano es un klínex... arrugado y lleno de mocos.
-¡Hazme el refabrón cavor!
-¡Diantres flatulantes!
-...alzó la nalga y se reventó un estupendo pedo que debió dejarle sus pantalones flameados con lunares de cagada.
-¡Mujeres que no cojen, ¡a la verga!!
-Si volviera el amor, si tuviera un hermano, un amigo, un sueño en la mano, moriría ese dolor de buscar calor en el cruel laberitno de este vaso de alcohol, de estas calles sin sol.
-Cool es culero, naco es chido.
-¡Pues ai les va la de su mamar si güeso, hijos de la rechingada!
-¡No chupimames que gangrenas! ¡No me reinflames de piedritas los güevos!
-No te esponjes, tejido cavernoso.
-Y pues, ¡bang, dijo pistola!
-¡Ay, mamachita, te lo remamo en tu menstruación y chingo a mi madre si no mastico y me trago tu archipiélago de cuágulos!