Que nuestro dios, el creador del cielo y de
la tierra, está rematadamente loco, Cómo te atreves a decir que el señor dios
está loco, Porque sólo un loco sin conciencia de sus actos admitiría ser el
culpable directo de la muerte de cientos de miles de personas y se comportaría
luego como si nada hubiera sucedido, salvo que, y pudiera ser, no se tratara de
locura, la involuntaria, la auténtica, sino de pura y simple maldad, Dios nunca
podría ser malo, o no sería dios, para malo ya tenemos al demonio, No puede ser
bueno un dios que le da a un padre la orden de que mate y queme en una hoguera
a su propio hijo simplemente para poner a prueba su fe, eso no se le ocurriría
ni al más maligno de los demonios.
lunes, 30 de abril de 2012
jueves, 26 de abril de 2012
ABRAHAM
Preguntó Isaac, Padre, qué mal te he hecho
para que quisieras matarme, a mí que soy tu único hijo, Mal no me has hecho,
Isaac, Entonces por qué quisiste cortarme el cuello como si fuese un borrego,
preguntó el chiquillo, si no hubiera aparecido ese hombre, a quien el señor
cubra de bendiciones, para sujetarte el brazo, estarías ahora llevando un
cadáver a casa, La idea fue del señor, que quería la prueba, La prueba de qué,
De mi fe, de mi obediencia, Y qué señor es ese que ordena a un padre que mate a
su propio hijo, Es el señor que tenemos, el señor de nuestros antepasados, el
señor que estaba aquí cuando nacimos, Y si ese señor tuviera un hijo, también
lo mandaría matar, preguntó Isaac, El futuro lo dirá, Entonces el señor es
capaz de todo, de lo bueno, de lo malo y de lo peor, Así es, Si tú hubieras
desobedecido la orden, qué habría sucedido, Lo que el señor suele hacer es
mandar la ruina o una enfermedad a quien le falla, Entonces el señor es
rencoroso, Creo que sí, respondió Abraham en voz baja, como si temiese ser oído,
para el señor nada es imposible, Ni un error, ni un crimen, preguntó Isaac, Los
errores y los crímenes sobre todo, Padre, no me entiendo con esta religión, Haz
por entenderte, hijo mío, no tendrás otro remedio, ahora voy a hacerte una
petición, una humilde petición, Cuál, Que olvidemos lo que ha pasado, No sé si
seré capaz, padre, todavía me veo sobre la leña, atado, y tu brazo levantado,
con el cuchillo reluciente, El que estaba ahí no era yo, en mi perfecto sano
juicio nunca lo haría, Quieres decir que el señor enloquece a las personas,
preguntó Isaac, Sí, muchas veces, casi siempre, En cualquier caso, quien tenía
el cuchillo en la manos eras tú, El señor lo había organizado todo, en el
último momento intervendría, viste al ángel que apareció…
martes, 24 de abril de 2012
ADÁN Y EVA
De hecho, sólo acabaría
apareciendo mucho más tarde, en una fecha de la que no quedó registro,
para expulsar a la infeliz pareja del jardín del edén por el crimen
nefando de haber comido del fruto del árbol del conocimiento del bien y
del mal. Este episodio, que dio origen a la primera definición de un
hasta entonces ignorado pecado original, nunca ha quedado bien
explicado. En primer lugar, porque incluso la inteligencia más
rudimentaria no tendría ninguna dificultad en comprender que estar
informado siempre es preferible a desconocer, sobre todo en materias tan
delicadas como son estas del bien y del mal, en las que uno se
arriesga, sin darse cuenta, a la condenación eterna en un infierno que
entonces todavía por inventar. En segundo lugar, clama a los cielos la
imprevisión del señor, ya que, si realmente no quería que le comiesen de
tal fruto, fácil remedio tendría la cosa, habría bastado con no plantar
el árbol, o con haberle puesto en otro sitio, o con rodearlo de una
cerca de alambre de espino.
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